Hermana del papa no pudo viajar a despedir a su hermano por problemas de salud

La única hermana viva del papa Francisco, María Elena Bergoglio, se enteró de la muerte del Pontífice directamente a través de sus dos hijos. A sus 77 años, vive recluida en un convento de las afueras de Buenos Aires al cuidado de unas monjas, tras sufrir hace años un accidente cerebrovascular.

A primera hora del lunes en Argentina, tras hacerse público el fallecimiento, los dos sobrinos del Papa decidieron ir personalmente al convento para darle la noticia a su madre antes de que recibiera la noticia de otra forma. “La pudimos contener desde temprano”, explicó José Ignacio, uno de los hijos de María Elena Bergoglio, a Caracol Noticias. “Está muy entera, abrazada a la resignación de saber que Jorge hoy descansa en paz”, añadió.

María Elena es la menor de los cinco hermanos Bergoglio y ni ella ni sus hijos viajaron a Roma para el funeral. Tampoco acudió al Vaticano cuando fue coronado Papa en el 2013, por expresa decisión de su hermano, que pidió a su familia dar ejemplo de austeridad.

Desde que Francisco salió de Buenos Aires para participar en el cónclave en que fue designado Pontífice, nunca más regresó a Argentina ni se volvió a encontrar personalmente con su hermana, que tampoco viajó a Roma cuando se hallaba bien de salud y residía en su humilde casa de Ituzaingó, en el extrarradio bonaerense. No obstante, ambos hablaban habitualmente por videollamada. El Papa también telefoneaba periódicamente a sus sobrinos. “Llamaba por teléfono a casa y la comunicación comenzaba con un chiste”, recuerda José Ignacio.

Este hecho ha generado polémica política en Argentina, después de que el secretario de Culto y Civilización del gobierno ultraderechista de Javier Milei, Nahuel Sotelo, se sintiera implícitamente aludido por el hecho de que en la amplia comitiva de la Casa Rosada que viajó al Vaticano para asistir al funeral no estaban incluidos los familiares del papa Francisco.